LA INVESTIGACION DOCENTE EN EL CAQUETÁ
Docentes del departamento se capacitan en investigación utilizando las
herramientas TIC
La Gobernación
del Caquetá en convenio con la Universidad Nacional Abierta y a Distancia
–UNAD-, vienen adelantando el proyecto fortalecimiento de la cultura ciudadana
y democrática en ciencia, tecnología e innovación, -Investic Caquetá-. El cual
busca capacitar a los docentes en el área de la investigación utilizando las
herramientas TIC para aplicarlas en los contextos educativos y en las aulas de
clases.
Para Chirley Roció Vargas Paredes líder de investigación de la zona sur de la UNAD, la idea de los talleres es hacer investigación con los docentes, generando proyectos utilizando herramientas TIC, para luego evaluar a los docentes del Caquetá en el uso de las tecnologías y como utilizan las TIC dentro de las aulas de clases, además que herramientas están utilizando para que los niños se diviertan y aprendan a manejar la parte digital importante en el crecimiento y formación de los estudiantes.
Durante dos días los docentes aprenderán a investigar utilizando herramientas tic, conformar redes académicas utilizando la plataforma digital que maneja el proyecto INVESTIC Caquetá.
Docente de Caquetá, entre
los 50 mejores educadores del mundo
El profesor Luis Emiro Ramírez Gómez, de la Institución Educativa ´Avenida El Caraño’, fue nominado por el Global Teacher Prize como reconocimiento a su proyecto “Agromática, innovando para el campo”.
- El ingeniero electrónico y docente también
hizo parte del 'ICT Training for Colombian Teachers', programa de
formación en uso pedagógico de TIC, del Ministerio de Educación Nacional y
el Gobierno de Corea del Sur.
Bogotá
D.C., 27 de diciembre de 2018. En la Institución Educativa Avenida El
Caraño, ubicada entre las montañas de la zona rural de Florencia (Caquetá), el
profesor Luis Emiro Ramírez Gómez implementó el proyecto "Agromática,
innovando para el campo" y se ha convertido en uno de los 50 mejores
educadores del mundo, según el Global Teacher Prize (Premio
Global de Docentes).
"Estar
entre los 50 mejores docentes del mundo es un honor. Es un reconocimiento a mi
institución educativa y a cada uno de los miembros de esta comunidad. Es un
privilegio mostrarle al mundo que una experiencia de éxito se puede replicar,
que las preguntas más sencillas pueden llevarnos a los saberes más complejos y
que los docentes colombianos estamos haciendo las cosas bien", dijo el
educador de 36 años de edad, nacido en Doncello, Caquetá.
El
profesor Ramírez llegó hace tres años al corregimiento El Caraño y se ideó el
proyecto Agromática para incentivar a los estudiantes, hacer el aprendizaje más
divertido y según él, "evitar la deserción, haciendo del estudio algo
agradable, motivador, investigador y empresarial".
El
proyecto ha transformado la vida de 440 estudiantes de primaria y secundaria de
la Institución Educativa, quienes día a día se desplazan durante horas a
caballo o caminando para llegar a las clases; ha mejorado las prácticas
agrícolas de 30 familias dedicadas al cultivo de caña y las huertas y ha
servido para instalar alertas tempranas que permiten minimizar el riesgo de
desastres en tres de las fuentes hídricas más importantes de la zona.
"A
través de Agromática implementamos tecnologías o diseñamos aplicaciones que los
estudiantes pueden obsequiar a sus amigos o a la comunidad; se prueban en sus
fincas para la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible, y se realiza
una propuesta de emprendimiento, lo que permite que se comercialice, aumente la
producción y los ingresos de sus familias. Con esto no solo logramos tener
futuros empresarios, sino jóvenes críticos y activos en la sociedad",
explica Ramírez.
De hecho,
una de las experiencias más significativas fue el desarrollo del medidor de
clorofila, que surgió del grupo de investigación y les permitió conocer el
estado de salud de una planta.
Gracias a
esta iniciativa, el maestro está nominado entre los 50 mejores docentes del
mundo por el Global Teacher Prize (Premio Global de Docentes),
galardón creado por la Fundación Varkey que busca resaltar año tras año la
importancia de los educadores en todo el mundo, reconocer e incentivar sus
contribuciones al mejoramiento de la calidad de la educación.
Además de
la nominación hecha por el Global Teacher Prize, el proyecto del profesor
Ramírez, ha recibido otros reconocimientos como el de mejor práctica pedagógica
de la región Amazónica, entregado por la ministra de Educación, María Victoria
Angulo, en la 'Noche de los Mejores'.
El
docente, ingeniero electrónico de la Universidad de Cundinamarca, máster en
Ciencias de la Educación con énfasis en Didáctica de las Matemáticas de la
Universidad de la Amazonia y estudiante de doctorado en Ciencias de la
Educación en la Universidad de la Baja California en México, también tiene el
reto de obtener patentes y presentar tres nuevos proyectos tales como
monitorear fallas geológicas; alterar la acidez de los frutales amazónicos para
facilitar su comercialización y consumo, y determinar el sentimiento de las
plantas, pues se cree que los árboles generan un eco en el momento de ser
cortados.
Innovar
para solucionar
Diana
María Silva Lizarazo, jefe de la Oficina de Innovación Educativa del Ministerio
de Educación, destacó el proyecto Agromática de Ramírez como una estrategia
pedagógica para la agricultura aplicada, es decir, donde los estudiantes
identifican problemas del sector y encuentran soluciones utilizando la ciencia
y las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación para probar sus
hipótesis.
"Desde
la Oficina de Innovación Educativa consideramos que el intercambio de
experiencias es significativo para la innovación educativa, en cuanto a que nos
permite reconocer cómo se está concibiendo en otros países la innovación
educativa, qué tipo de estrategias podemos tomar de acuerdo con nuestro contexto
para poder mejorar el uso y la apropiación de las TIC y ante todo transformar
los aprendizajes".
De hecho,
el profesor Ramírez también hizo parte de la estrategia que desarrolla el
Ministerio de Educación a través de la oficina de Innovación Educativa con Uso
de Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), orientada a
impulsar a los docentes a documentar o implementar sus experiencias
significativas en el trabajo del aula.
Se trata
de ICT Training for Colombian Teachers, un programa de formación
en uso pedagógico de TIC dirigido a docentes de educación preescolar, básica y
media, liderado por el Ministerio de Educación Nacional y el Gobierno de Corea
del Sur para fortalecer sus conocimientos y competencias en el uso pedagógico
de estas herramientas en el aula de clase.
El
profesor Ramírez fue uno de los beneficiarios este año después de pasar un
riguroso proceso. Durante 11 años, en el desarrollo del Memorando de
Entendimiento entre ambos países, han viajado a Incheon, Corea del Sur, 181 docentes
colombianos de instituciones educativas oficiales ubicadas en 24 departamentos
del país.
Los
docentes han tenido oportunidad de compartir sus experiencias y prácticas
innovadoras con uso y apropiación de las TIC al interior de sus aulas de clase,
han socializado contenidos educativos digitales y han promovido la gestión del
conocimiento mediante el intercambio de saberes.
"El apoyo del Ministerio de Educación nos
permitió ver el mundo desde otro punto de vista. Nos apropiamos en el uso de
las TIC gracias a la capacitación recibida en Corea del Sur, los materiales de
apoyo entregados en la formación, como el conocer y acceder a métodos de
enseñanza y nuevos componentes para el trabajo en clase con las TIC, son
fundamentales para la innovación en el campo", manifestó el destacado
docente.
Marly
Daniel Perdomo, capacitó a 350 docentes del Departamento.
Docentes
de Caquetá, en la onda de la investigación
Lunes,
Mayo 2, 2016 - 08:01
Niños
disfrutaron su día en Solano
En la
sede social de la Universidad de la Amazonia se llevó a cabo la jornada de
formación de 250 docentes provenientes de instituciones educativas oficiales de
Caquetá como cumplimiento a una de las estrategias del programa ONDAS de
Colciencias. El taller realizado los días 28 y 9 de abril tuvo como finalidad
estudiar la pregunta como punto de partida en la estrategia metodológica además
de capacitar a los asistentes en el uso de herramientas tecnológicas de la
información y las comunicaciones.
Según Carol Jenifer Cardoso, coordinadora del
programa Ondas Colciencias en Caquetá, el taller para maestros ONDAS es un
espacio que viene desarrollando el programa en aras de formar a los docentes en
el tema de la investigación como estrategia pedagógica; un componente que se articula
a esos requerimientos que tienen en su prácticas o contextos pedagógicos.
Capacitación
El encuentro, hace parte de la estrategia de
formación de actores del Programa Ondas-Caquetá, cuyo objetivo primordial es
fortalecer y capacitar a los docentes que lideran este proyecto en el
Departamento.
Marly Daniel Perdomo, conferencista, sostuvo que el
taller denominado ‘En la Onda de la Investigación, un Espacio de Reflexión’,
contó con cinco líneas primordiales. Se inició con el proceso de
enseñanza-aprendizaje donde se contextualizó al docente sobre cómo está
enseñando, cómo aprenden los estudiantes y cuál es la manera correcta,
coherente de evaluar.
“En una segunda parte, recordamos cuál es rol del
docente. Otro tema tuvo que ver con la pregunta de investigación, así como el
planteamiento del problema. La idea es utilizar las preguntas que nacen del los
intereses del niño y transformarlas en verdaderas preguntas de investigación;
al mismo tiempo el planteamiento del problema, que ellos sepan darle una coherencia
y cohesión a un texto que están escribiendo”, explicó el tallerista.
Finalmente, se hizo referencia a las técnicas e
instrumentos de recolección de información según lo necesiten; se instruyó en
encuestas, entrevistas; se dieron pautas para que pueda desarrollar un buen
trabajo, y se concluyó con la formación de los maestros.
Cabe recordar que el programa Ondas es una
estrategia liderada por la Administración Departamental, la Universidad de la
Amazonia y Colciencias, para fomentar una cultura ciudadana de ciencia y
tecnología e innovación en la población infantil y juvenil por medio de la
investigación. Así mismo se promueve que los niños y jóvenes del Departamento
generen investigaciones para dar solución a los problemas de su entorno.
Jenifer
Osorio
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APORTES
TEÓRICOS DE LA INVESTIGACIÓN DOCENTE
Aportes
de la investigación educativa a la problemática del cambio en educación
Resumen
El artículo que
aquí se presenta ha sido elaborado sobre la base de la investigación de tesis
doctoral desarrollada por quien lo suscribe, con la dirección de Lidia M.
Fernández y titulada: “El cambio en educación. Acerca de los aspectos que
concurren a la configuración de una trama de interrupción. Un estudio de caso”.
Dado que tal investigación se centró en indagar las dificultades que puede
afrontar un proceso de cambio educativo; el material que se incluye a
continuación trata acerca de aquellas, que el mencionado estudio y la
investigación educativa en general, sobre la base de la reconstrucción y
análisis de la historia de diferentes procesos de cambio, han identificando
como relevantes en relación con la posibilidad de poner en marcha y sostener un
proceso de esta naturaleza. Finalmente se explicita la perspectiva del autor en
relación con las condiciones que se consideran capaces de favorecer el cambio
en educación. Dicha perspectiva se encuadra en el marco teórico de los enfoques
institucionales, el cual configura el marco conceptual de la investigación de
referencia. AbstractThe article presented here has been developed on the basis
of the research of doctoral thesis developed by whom subscribes it, Lydia M.
Fernandez-bound and entitled: “The change in education.” The aspects that concur to the configuration
of a plot of interruption. “A case study” given that such research focused on
investigating the difficulties that may confront a process of educational
change; the material included below is about those that the above-mentioned
study and educational research on the subject in general, on the basis of the
reconstruction and analysis of the history of different processes of change,
have been identified as relevant in connection with the possibility to launch
and sustain a process of this nature. Finally the perspective of the author in
relation to conditions that are considered able to promote change in education
are explicit. This perspective fits in the theoretical approach to the
institutional analysis, which sets the framework for the research of reference.
Yentel
Nora (https://doi.org/10.34096/riice.n32.494)
No se concibe la transformación educativa sin la
acción comprometida de los docentes a través de la investigación.
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Noviembre 1, 2017
Durante el siglo XX ha predominado en nuestro país,
una concepción epistemológica de la investigación centrada en aportes teóricos.
Para esta tendencia, los investigadores elaboran reglas para la acción que,
aplicadas por los docentes, pueden transformar la educación y brindarle mayor
calidad.
En oposición a esta perspectiva, el desarrollo de
la investigación acción incorpora a los practicantes en la indagación de los
problemas de la realidad educativa. Los mismos parten de una reflexión
retrospectiva sobre alguna situación problemática, originando un Plan que es
prospectivo respecto a la acción y retrospectivo respecto a la reflexión inicial.
La crisis actual, nos convoca a la investigación,
no como expertos que miran desde afuera las problemáticas educativas, sino
incorporados en culturas docentes colaborativas que desde la reflexión sobre
sus propias teorías, puedan elaborar planes de acción para la transformación y
la mejora.
La simple pregunta sobre cuáles son los aportes de
la investigación a la práctica educativa presenta una arista polémica porque al
dejar por sentado que la investigación realiza contribuciones a la realidad
estaría partiendo de dos supuestos: a) que existe la investigación educativa
teórica al margen de la práctica educativa; y b) que esa investigación teórica
puede realizar aportes a la práctica en forma de normas para la acción.
Nosotros vamos a desestimar estos dos supuestos a
partir de un análisis de los paradigmas de la investigación educativa, para
luego proponer posibilidades a la transformación y el cambio que la realidad
educativa está necesitando.
Desde la Historia: La práctica se transforma desde
los prácticos En la mirada histórica, ya aparecía en Dewey (1938), a principios
del siglo XX, esta polémica encuadrada en una problemática más amplia. El autor
discute, en pleno auge del positivismo, dos cuestiones esenciales para la
Ciencia de la Educación.
En primer lugar, disiente con aquellos que no la
consideran ciencia, señalando -entre otros argumentos- que muchos educadores de
excelencia no han necesitado aprender pedagogía para inaugurar cambios
originales.
El autor no desconoce su existencia, sin embargo,
marca las limitaciones que estos talentos individuales traen aparejados para la
ciudadanía común porque, al no seguir ningún sistema de registros -propios de
la investigación científica-, condenan sus prácticas al individualismo, sin que
nadie pueda beneficiarse posteriormente de lo que han descubierto.
Sus Éxitos nacen y mueren con ellos. Sólo el aporte
de la ciencia da eficacia común a las experiencias de los genios. Las
capacidades de un Newton no se destruyeron por la existencia de la ciencia;
gracias a ella sus aportes se socializaron, se divulgaron y son aún
reconocidos.
Argumentada la necesidad de una Ciencia de la
Educación, Dewey se concentra en develar las relaciones entre los
descubrimientos científicos y su posible transformación en reglas de acción
para la práctica educativa.
Lea el contenido completo en el Portal de Revistas Académicas
y Científicas.
* Publicado bajo licencia Creative
Commons-Reconocimiento-No comercial-4.0 International (CC BY-NC 4.0).
ENSEÑAR
A INVESTIGAR: UN OFICIO HISTÓRICAMENTE SITUADO
Para comenzar a
desarrollar la investigación en el campo de la comunicación, es necesario
efectuar un recorrido que contextualice y enriquezca la mirada que hoy es
posible tener acerca del desafío que significa la tarea de enseñar a
investigar. Una de las formas más reconocidas de en tender y brindar alguna
explicación posible acerca del funcionamiento de c ciertos procesos sociales,
prácticas, discursos, grupos que actúan en nuestro mundo es, sin duda, entender
que observar una práctica, por más pequeña, sutil o i invisible que sea siempre
representa algo mucho mayor de lo que expresa a primera vista. Cada pequeña
práctica –situada en el contexto de u una época histórica– no solo expresa las
características específicas que la definen, sino que habla de cuestiones más
globales que hacen a una época: cómo decidimos vivir, educar, establecer
relaciones, proyectar el futuro. Hablamos entonces de escenarios posibles: esto
es, considerar cuáles son hoy las posibilidades reales –en el marco de los
contextos globales y cercanos que habitamos– de proponernos y proponer a los
alumnos la compleja tarea de realizar una i investigación. Esto significa, en
términos más simples, que es imposible emprender una tarea docente sin entender
mínimamente que estamos atravesados por condiciones de posibilidad históricas
que, en igual medida, nos obstaculizan y nos dan impulso pero que resulta
fundamental reconocer para poder comunicarse en la práctica docente y no “hacer
de cuenta que”. en esta línea de
trabajo, presentaremos cuatro contextos-escenarios que no de forma
determinista, pero sí de manera más o menos visible, articulan y conforman una
mirada posible de cómo entendemos la enseñanza de la investigación. En primer
lugar, será necesario entender algunas cuestiones en relación con el estado
actual de la producción de conocimiento en ciencias sociales, teniendo en
cuenta que estamos transitando por un momento, en muchos aspectos de
incertidumbre; esta situación afecta, por añadidura, al campo de la
comunicación. En segundo lugar, será necesario remarcar algunas discusiones en
relación con el estado de la investigación en c comunicación social en Argentina
y América latina, algunas certezas y algunos debates sin saldar. Los escenarios
El clima de época en la producción de conocimiento en ciencias sociales
Partiremos de una primera premisa que es, a su vez, una primera realidad para
una propuesta de trabajo para la enseñanza de la investigación: el
conocimiento, los modos de conocer, los procesos y productos que se generan en
consecuencia son, tal como se discute cada vez con más fuerza desde varios
lugares de las ciencias sociales, una construcción, lo que a algunos autores
denominan “voluntad de verdad”.
Foucault desarrolla esta noción en El orden
del discurso cuando distingue tres procedimientos de exclusión en relación con
el discurso: la razón y la l ocurra, la sexualidad y la política y la voluntad
de verdad, como el tercer procedimiento que engloba a los otros dos. La “voluntad
de verdad” es para el autor aquello que se considera verdadero o falso, o bien
la idea de “verdad” que una determinada sociedad comparte. La producción de
conocimiento, el saber, el discurso, las teorías han sido pensadas y producidas
efectivamente en torno a la búsqueda de la “verdad”. Esta búsqueda, además,
implica otro tipo de ejercicio, el del poder. Es imposible desligar ambos
términos de esta relación, se “conoce” para ejercer algún tipo de poder y a su
vez para “ejercer 10 poder” se necesita conocer. Esta relación verdad y poder,
es, por cierto, una relación históricamente construida. En la complejidad del
mundo actual, de los fenómenos que hoy se nos presentan, de nuestras prácticas
y relaciones sociales el peso que adquiere la relación saber-poder es fundamental.
En este sentido, la comprensión de la realidad es imposible si no se tiene en
cuenta la función y el significado que en su constitución ejerce el discurso
científico. Así, tanto la idea de “verdad” y en un sentido más específico “el
hacer ciencia” son conceptos apócales, es decir lo que cada época –de acuerdo
con su contexto sociohistórico– consideró “ciencia” y “conocimiento
científico”.
Aquí es importante
recordar que hablar de ciencia nos liga con un tipo de producción de
conocimiento, el científico, cuyas características se desarrollaron a partir
del S. XVI en el contexto sociohistórico de la Modernidad, pero que no obstante
su implicancia llega de algún modo hasta nuestros días. Se pueden distinguir,
entre otros procesos, algunas características que se vinculan con el modo de conocer
en este tiempo histórico y con los presupuestos filosóficos que derivan del
mismo. Para Raúl Pardo, por ejemplo, se concentran en cuatro grandes
cuestiones; El orden racional y matemático del mundo o el a priori matemático
(previamente concebido y pensado) de la comprensión de la realidad.
Tal como lo afirmó
Galileo, “el mundo está escrito en caracteres matemáticos”. Lo real, entonces,
pasará a ser aquello que puede ser calculado. Esto entonces, implica la
separación de un objeto-mundo del sujeto de conocimiento, pensado el objeto
como aquello que ya está dado y al sujeto como aquel que tiene la tarea de
descifrar esos caracteres para controlarlos. De aquí deviene la pretensión de
objetividad de la ciencia moderna.
De aquí deriva la segunda cuestión que refiere
el autor, la confianza absoluta en el poder de la razón que puede conquistarlo
todo, en su necesidad de dominio y transformación de la naturaleza. En relación
con lo anterior aparece la necesidad de un conocimiento universal del mundo y
la formulación de una ética de validez universal. De esta posición, se puede
entender que la Modernidad contiene una idea de conocimiento y de “verdad” muy
fuertes ya que se confía en que el hombre es capaz de encontrar las “leyes” que
rigen el 11 universo, que son válidas para todo ser racional. Finalmente, se
llega a la creencia en el progreso social como consecuencia inexorable del
desarrollo de la ciencia. Si bien estos aspectos entran en crisis en nuestra
época, es importante reconocerlos ya que aún hallamos marcas de este
pensamiento, no solo en el desarrollo del conocimiento científico y su
modalidad discursiva –el positivismo y neopositivismo– sino, y fundamentalmente,
en algunas nociones del sentido común que pueden i impregnar nuestras prácticas
docentes.
Estas discusiones, sin
duda, entrarán en la cursada como marcas de nuestra época que entran en crisis;
ejemplos significativos, entre otros, pueden aparecer en la articulación de
ciertos discursos, vinculados fundamentalmente al mundo de la política y del
mercado. El desafío consiste en observar cómo lentamente esos discursos se
reconfiguran al calor de transformaciones visibles y de ciertas rupturas en los
modos de ver y entender el mundo. En este sentido, tal cómo se advierte desde
las diferentes discusiones en torno de las ciencias sociales,2 Por otra parte,
aparece la crítica y rechazo de los ideales éticos y del progreso social
inherente a la Modernidad, se descree de las grandes construcciones teóricas y
de la posibilidad de acceder al progreso social por medio de ellos. Asimismo,
la ciencia y el cientificismo empiezan a ser cuestionados en tanto las leyes
científicas pretendían encerrar lo caótico dentro de unos límites de una
objetividad atemporal.
El conocer y hacer
ciencia ha debido aceptar el azar, lo incontrolable, el caos y se contempla y
cuestiona, en oposición, el impacto se observa un proceso de fragmentación del
sentido relacionado con el modo de conocer, fundamentalmente en oposición al
proyecto de racionalidad plena que conllevó la Modernidad. Nietzsche emprendió
este camino a fines del siglo XIX cuando proclamó que no hay verdades
universales, necesarias ni definitivas sino provisorias y contingentes. En este
sentido, se comenzó a cuestionar la verdad como atemporal y ahistórica. Supuso
también una crítica al lenguaje, para pensar que su esencia, más que el
conocimiento, es la persuasión, la fuerza retórica. 2 esta discusión se encuentra
en un informe sobre la reestructuración de las ciencias sociales auspiciado por
la Comisión Gulbenkian que se tradujo en el libro Abrir las ciencias sociales
de Immanuel Wallerstein.
social que hoy tienen algunos avances técnicos
(informática, biotecnología o ingeniería genética). En este contexto, la
voluntad de verdad se apoya sobre una extensa red institucional, es histórica y
modificable. Aun el discurso que se pretende científico, es lenguaje,
construcción e institución. Pero, qué ocurre cuando asistimos a un proceso de
crisis de esas instituciones y de esos discursos, tal vez, a la lenta ruptura
de una voluntad de verdad.
Intentamos, entonces,
situarnos en ese debate. Crisis de la voluntad de verdad, aparición de otros
discursos o s saberes, relativismo generalizado y una idea central que guía
este clima de época: el conocimiento es producto del lugar en el que se genera
y del sujeto que lo produce. En el campo de las ciencias sociales y en el de la
comunicación en particular, se presenta como reformulación de objetos,
concepciones teóricas y metodológicas y desdibuja miento de fronteras
disciplinares. Hablamos de nuevos contextos y, en consecuencia, de categorías
como el tiempo, el espacio, la cultura, la subjetividad, la sociedad, el poder
y la ciencia revisadas a partir de verse atravesadas por realidades concretas
como la globalización en lo económico, la expansión de los mercados
financieros, la crisis de los estados nación, la ampliación de las redes de
comunicación e información por todo el planeta.
Renato Ortiz en el libro
Taquigrafiando lo social refiere a un problema que se presenta en las ciencias
sociales vinculado a la institucionalización del campo y a su progresivo
proceso de fragmentación. El autor afirma que el avance del conocimiento se
tornó en esta época en un problema en tanto provoca la multiplicación del
conocimiento en pedazos desconectados. Así, se intenta justificar esta hiper-especialización
por la profusión de conocimientos en ciencias sociales. Sin embargo, se termina
privilegiando a los pequeños grupos. Ortiz explica que “se estimulan las redes
de investigación, los intercambios académicos y se olvida a menudo el contenido
que debería ser tratado. La forma predomina sobre lo esencial” (Ortiz, 2004).
En este sentido, el debate sobre la
transdisciplina se sitúa en relación con este problema que remite a nuestra
época. La necesidad de plantearnos nuevos 13 interrogantes, la posibilidad de
dudar ante un mundo que antes aparecía como verdadero y posible, la posibilidad
de volver a preguntarse sobre este mundo, la incredulidad y la crisis de lo instituido
que también remite a las prácticas académicas. La tarea es, entonces en la
enseñanza de la investigación, en principio, transmitir que esta inscripción en
un momento histórico implica considerar que nuestra mirada del mundo conlleva
una construcción perceptual y lingüística que muchas veces no somos capaces de
reconocer. Esto no supone que no hay “nada real” o que como vivimos en un mundo
donde e l concepto de “verdad absoluta” está puesto en duda no valdría la pena
arriesgar una opinión sobre las cosas y los sucesos que nos rodean. Muy por el
contrario, reconocer que el mundo no es transparente, que el lenguaje es una
construcción social, es decir, una forma –como dijo Nietzsche– de interpretar
el mundo es aportarle a los alumnos la primer herramienta que nos es
indispensable para esta carrera: la duda y la desconfianza, no como una actitud
que nos lleve a la pasividad o a la crítica permanente, sino que nos acerque a
cuestionar nuestra propia percepción del mundo y de los demás para que los alumnos
puedan conformar una idea cada vez más compleja del mundo. Y si creemos que no
hay verdades absolutas, creemos también que el mundo puede ser construido y
reconstruido desde otros valores, nociones y acciones.
Esa podría ser la clave a
transmitir como docentes: proponer el reconocimiento de nuevas acciones y, a su
vez, nuevas formas de “nombrarlas”. La investigación en comunicación en
Argentina y América Latina, Así como la forma en que podemos enseñar a
investigar se relaciona directa e indirectamente con el modo de conocer válido
en las ciencias sociales hoy, también lo hace con la forma que asume el
quehacer de la investigación en comunicación en Argentina y América latina.
La labor del investigador
y aún más la del que tiene como tarea enseñar las prácticas de investigación
tiene mucho que ver con estar atento a los contextos en los que la realidad se
desenvuelve, pero, a s u vez, también a las explicaciones posibles que dan r respuesta
a los interrogantes que derivan de esos contextos y a las formas más o menos
visibles que adquieren esas explicaciones del mundo. Parase a pensar, en
principio como docentes-investigadores y luego como docente que intenta sumar a
la formación de investigadores es detenerse, tomar distancia y asumir que es
necesario un momento de reflexión acerca de varios aspectos; ver hasta qué
punto la dispersión del campo comunicacional vinculada a la pretensión de cientificidad
–que implicaría una mayor institucionalización, problemáticas específicas,
etc.– es un debate fértil en tanto no podemos resolver hacia dónde vamos como
investigadores, cuáles son los objetivos a lograr que deben traducirse en la
docencia. Se podría afirmar que como objeto de estudio la comunicación es un
terreno difícil de estabilizar, no deja de moverse y, además, cambia
rápidamente.
Esto se expresa como una
dispersión de las temáticas trabajadas y, retomando a Renato Ortiz, de la
multiplicación de las fronteras disciplinarias. Aquí se podría debatir hasta
qué punto esas fronteras nos colocan en un lugar que impide el pensamiento y la
reflexión por problemáticas más amplias. De esto deriva la necesaria posición
transdisciplinaria que permita efectuar nuevas preguntas que nos resitúen con
respecto a nuestros verdaderos y reales intereses presentes y futuros en el
campo de la comunicación. Pero como menciona Mattelart, la
transdisciplinariedad no sirve si se pierde la inteligencia política, es decir,
la capacidad para pensar el futuro y no quedarse encerrados en una c ampo
disciplinario.
De ahí debería proclamarse la transdisciplina,
no en otra receta que se repite desde los diferentes sectores académicos
vinculados a las ciencias sociales en general y a la comunicación en
particular. De aquí deviene otra pregunta que es crucial en este contexto.
¿Hasta dónde formamos intelectuales críticos que s e insertarán después a un mercado
salvaje? Porque hoy la cuestión fundamental está pasando sin duda por la 15
problemática de la inserción en los campos laborales y en eso, debemos
justamente hacer hincapié. Esto es, pensar qué tipo de profesional de la
comunicación formamos –y otra vez volviendo a esta idea– en términos de
posibilidades reales y para un mundo hostil. La labor aquí, sea tal vez generar
espacios para pensar “más allá de los ruidos del afuera”. Esto no significa
aislarse del mundo, sino proponer espacios de reflexión para pensarse y
proponer estrategias que no sean impuestas necesariamente por las lógicas del
mercado.
La cuestión del financiamiento
de las investigaciones y del tipo de investigaciones es crucial en este
sentido. Algunos autores afirman en la existencia de cada vez más intelectuales
–investigadores y docentes– atrapadas por la nueva lógica económica. Las
ciencias sociales y la comunicación están cada vez más solicitadas como campos
de expertos por la necesidad de mejorar la productividad, la eficacia de las
empresas y su competitividad. Esto en términos de la investigación en América
Latina se traduce, entre otras cosas, en la reducción de la formación teórica,
no en relación con la cantidad y variedad de multidisciplinas que se están
generando, sino aquella formación teórica que nos lleva a pensar hacia dónde
queremos ir como sociedad civil y como docentes e investigadores que aportan a
esa construcción. Aquí retomamos esta idea que tiene que ver con observar como
esta producción teórica se descontextualiza cada vez más de s u realidad de
producción y se convierte en un objeto vacío que pierde, al decir de Bourdieu,
la fuerza para la que fue creada. De ahí otro cuestionamiento que en nuestras
prácticas docentes deberíamos tener en cuenta: hasta dónde ciertos conceptos,
como por ejemplo el de “globalización”, mediación”, “recepción” se convierten
en modas teóricas y la posibilidad de r eflexionar acerca de ot ras posibilidades,
otros objetos pasibles de ser investigados y otras nociones que los expliquen.
Georgina
Fiori y Andrea Butler Tau ( pag 6 a la 15)
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